Carla Grisáceos

Pues imagino que por ser una apasionada de las artes en general y querer siempre probarlo todo. Siempre he dibujado, y como nunca dejé de hacerlo, conforme pasaban los años cada vez se me daba mejor y destacaba por ello. Así que desde muy pequeña tuve fascinación por las manualidades y con todo lo que tuviera relación con pintar, dibujar y crear en general.


Empecé Bellas Artes y por cosas de la vida, lo dejé y me metí en la Escuela de Arte Superior y Diseño de Valencia y estudié Fotografía, me di cuenta de que la fotografía era como dibujar, pero de forma muy rápida y sencilla, así que eso me llevó a experimentar con el dibujo y no hacer tanto realismo y probar con otras técnicas. Gracias a estudiar Fotografía Artística conocí a mi pareja y eso nos llevó a crear d’Althea, donde trabajo profesionalmente como fotógrafa y videógrafa. Así que aunque ese sea nuestro proyecto conjunto, también tenemos nuestras pasiones individuales, y el nunca dejar de dibujar y querer probar nuevas cosas me llevó a empezar a tatuar.

Y empecé a tatuar muy tarde, porque como he dicho, la sangre y las agujas hacen que me tiemblen las piernas hasta el punto de desmayarme. ¿Así que qué cambió esto? El fine line.

El fine line es un estilo de tatuaje de líneas muy finas y sencillas, por lo que el impacto en la piel es muy pequeño y eso conlleva a sufrir menos y que apenas sangre. Así que para mí este tipo de tatuajes es como si realmente dibujara en la piel y cuando me tatúan no siento que me están clavando agujas si no que me están dibujando algo en la piel para siempre.

Así que por ser como soy, tengo mucha paciencia y empatía con las personas que tienen miedo también a las agujas y a la sangre, así que si eres como yo y lo único que te hace dudar de hacerte tu primer tatuaje es el miedo, te comento que apenas sentirás dolor, que nos tomaremos el tiempo que haga falta para que te sientas cómodo y que siempre en la cabeza es mucho más de lo que realmente es.

@grisaceos.ink